Las latas sin el tóxico Bisfenol-A son posibles

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La transición hacia envases de alimentos más seguros es una realidad que aún no ha llegado a la totalidad de los productos. Eso muestra una nueva investigación, publicada ayer, que indica que el 67% de las latas alimentarias aún contienen el tóxico Bisfenol-A (BPA).

El estudio, realizado por 6 ONGs estadounidenses, da una idea de la amplia exposición de la población al contaminante hormonal BPA, al encontrarlo en dos tercios de las 200 latas analizadas de diferentes productos, como sopas, vegetales, frutas o leche analizadas.

Ver informe, en inglés.

Esta investigación saca los colores a marcas tan famosas como Campbell’s, que sigue utilizando BPA en el 100% de sus latas, a pesar de que en 2012 anunciara su intención de eliminarlo de sus productos (la compañía ha vuelto a anunciar que eliminará el BPA para el año 2017,tras la presentación de este informe,  aunque sólo en el mercado estadounidense). También aporta información a los consumidores sobre otras marcas, como ConAgra, que han eliminado completamente el Bisfenol-A de sus envases.

Recordemos que el Bisfenol-A (BPA) es un contaminante hormonal o disruptor endocrino, es decir, afecta al sistema hormonal. Numerosos estudios relacionan al BPA con efectos tan severos como cáncer de mama y próstata, infertilidad, diabetes tipo 2, obesidad, asma y desorden de déficit de atención. Estos efectos se producen a muy bajas concentraciones y son especialmente preocupantes en las etapas de desarrollo uterino y en los primeros años de vida de la persona.

El BPA ha sido utilizado desde hace más de 50 años en los recubrimientos de resina de epoxy de las latas de conservas, para proteger el metal de la corrosión y como conservante. Pero ha comenzado a sustituirse desde que numerosos estudios han demostrado cómo el BPA se libera de esta capa y pasa a los alimentos, y de ahí a los seres humanos.

¿Qué ocurre con las alternativas?

El estudio muestra que muchas empresas han eliminado el BPA de sus latas de conservas, aunque eso no quiere decir que los envases sean sanos.

Algunas empresas están utilizando materiales alternativos al BPA, como resinas acrílicas y oleorresinas que pueden ser alternativas seguras, pero que aún requieren más investigación. Otras empresas analizadas están utilizando como sustitutos al BPA materiales que no son seguros. Tal es el caso de los nuevos recubrimientos de PVC, que contienen el carcinógeno cloruro de vinilo y ftalatos, o los recubrimientos de poliestireno y acrílico, preocupantes porque el estireno también es un posible cancerígeno.

¿Qué podemos hacer los consumidores?

Exigir información sobre los productos. Los consumidores tenemos derecho a conocer no sólo qué productos comemos, su origen, tratamiento o si contienen transgénicos. También tenemos derecho a ser informados de qué tipo de materiales se utilizan en el envasado y si pueden generar algún riesgo para la salud.

La recomendación del estudio es clara: comprar productos frescos o congelados. A la hora de elegir un tipo de envase, ante la falta de información actual, recomienda los envases de vidrio a las latas. Y sólo comprar comida enlatada en los casos en que los productores informen completamente del tipo y seguridad de recubrimiento utilizado.

¿Qué hace Europa respecto al Bisfenol-A?

El Bisfenol-A es uno de los contaminantes hormonales más conocidos por la población europea, tras la preocupación que causó su presencia en los biberones y juguetes infantiles, que fue prohibida en 2011.

En la actualidad, se está discutiendo la posibilidad de eliminar este disruptor endocrino de los materiales en contacto con alimentos a nivel europeo (ver noticia), imitando lo que ya hizo Francia en 2015.

Si la prohibición del BPA sigue adelante en Europa, los consumidores evitaremos su exposición en alimentos, pero tendremos que seguir exigiendo que se utilicen alternativas seguras.

 

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