Filtración de documentos del TTIP: hacia un "libre mercado" de tóxicos

03 May 2016
IMPLICACIONES DE LOS DOCUMENTOS FILTRADOS DE LAS NEGOCIACIONES DEL TTIP

IMPLICACIONES DE LOS DOCUMENTOS FILTRADOS DE LAS NEGOCIACIONES DEL TTIP

La revelación de documentos secretos del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) por parte de Greenpeace Holanda, confirma que Europa se está dirigiendo hacia un escenario de menor protección frente a los tóxicos, que pondría en peligro nuestra salud y la de nuestra naturaleza.

La filtración de estos 12 capítulos ofrece la primera ocasión para conocer cómo se negocia nuestro futuro a nuestras espaladas. Una de las primeras conclusiones que podemos extraer de los papeles filtrados es la importancia de la industria pesticida, cosmética y química, que es continuamente consultada por los negociadores, al contrario de lo que la Unión Europea comentaba en su pasado informe sobre las negociaciones.

En un escenario en el que la mayoría de las barreras comerciales entre EEUU y Europa ya han desaparecido, el auténtico objetivo del TTIP es armonizar la normativa a ambos lados del Atlántico y proteger las inversiones de las grandes corporaciones, limitando el poder de los estados para desarrollar políticas de protección de la salud de su población.

Por supuesto, desde el punto de vista de una corporación química, armonizar normas significa rebajar estándares de protección, pruebas toxicológicas o registros, que no dejan de ser costes. Aquí la gran perdedora de las negociaciones es la población y en particular, la población europea, que hasta ahora ha gozado de la normativa sobre químicos más protectora del mundo, a pesar de sus fallos.

¿Muerte al principio de precaución?

Los papeles filtrados demuestran que el TTIP pretende eliminar el “Principio de Precaución», base del ordenamiento jurídico europeo, al que no se menciona en ningún capítulo, ni siquiera en el de “Cooperación Regulatoria”.

El Principio de Precaución, recogido en el artículo 191 de Tratado de la Unión Europea, permite reaccionar rápidamente ante un posible peligro para la salud humana o el medio ambiente. Si los datos científicos no determinan la seguridad de una sustancia, o la ausencia de alternativas, el recurso a este principio evita su distribución e incluso puede retirarla del mercado.

Es decir, previene el daño antes de que se ocasione y busca alternativas. En base a este principio, Europa no ha permitido la entrada de carne estadounidense tratada con hormonas, como medida de precaución, por su posible relación con el desarrollo de cáncer. Tampoco permite a la industria introducir una nueva sustancia en un producto, por ejemplo un champú, sin demostrar previamente que no causará daños a la población o el medio ambiente.

En varios capítulos de los documentos filtrados se confirma la elección del principio de gestión del riesgo, seguido en EEUU, que enuncia justo lo contrario: todas las sustancias químicas son seguras hasta que se demuestre, con toda certeza, que causan daño. Es decir, permite poner en el mercado cualquier producto hasta que haya total certidumbre de que causa daño a la salud o al medio ambiente, para lo que pueden pasar años de exposición y millones de casos de enfermedad y daños ambientales.

Si con el principio de precaución en vigor en nuestro ordenamiento, algunos tóxicos con efectos negativos para la salud a largo plazo y sin umbrales de concentración seguros,como los disruptores endocrinos, se han colado en el mercado, con el principio de riesgo estadounidense la cantidad de tóxicos peligrosos en Europa aumentará inevitablemente.

¿Contaminantes hormonales, sin legislar?

Se confirma también el parón que ha supuesto las negociaciones del TTIP en la legislación de los contaminantes hormonales o disruptores endocrinos, que se esconden en multitud de productos como cosméticos, plásticos o productos de limpieza y causan daños tan graves como cáncer, pérdida de fertilidad y daños al desarrollo neuronal.

La Comisión Europea se ha sometido al mandato de la industria de pesticidas, petroquímica y de cosméticos y ha retrasado años la regulación de estos tóxicos, hecho por el que ha sido declarada culpable por el Tribunal de Justicia Europeo, en diciembre de 2015.

Corporaciones como Monsanto, Bayer o Syngenta  se han opuesto ferozmente durante años a una regulación que eliminaría estos tóxicos en pesticidas y otros productos. Ahora, con el TTIP parece que los contaminantes hormonales no se van a legislar ya que su regulación sería considerada una barrera al comercio. Aún más, si un estado concreto pretende prohibir uno de estos tóxicos en sus productos, puede enfrentarse a una demanda en los tribunales de arbitraje o «mecanismos ISDS».

El Reglamento de tóxicos, REACH, la mayor barrera para la industria

La mayor barrera para la industria, según los papeles filtrados, son tanto el Reglamento europeo REACH, herramienta de protección frente a los químicos tóxicos, como la regulación de pesticidas en Europa. Algo que ya indicó el gobierno estadounidense en 2014, al describir que las normas europeas “suponen obstáculos al comercio innecesarios” y son “discriminatorias”.

En este escenario de ataque a la regulación europea, la industria química pone al Reglamento REACH europeo en el punto de mira. El pasado 29 de abril CEFIC, el lobby químico europeo, criticó la necesidad de registrar y testar la seguridad de miles de sustancias químicas en obediencia a este reglamento, que tildó de “monstruo” que «devorará la capacidad de la industria para innovar«.

Como vemos, en el ámbito de los productos químicos, estos documentos confirman un auténtico golpe de estado por parte de las grandes industrias, que puede afectar gravemente a los derechos civiles, a la salud y al medio ambiente de los ciudadanos de ambos continentes, con la connivencia de sus autoridades.

Aquí tienes los papeles filtrados por Greenpeace Holanda: http://www.ttip-leaks.org/

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