Nuevo informe sobre la “disrupción” del desarrollo cerebral infantil por tóxicos cotidianos

 

Imagen del nuevo informe de Chemtrust, sobre las sustancias que afectan al desarrollo del cerebro infantil.

Un nuevo informe alerta de que la elevada exposición actual a sustancias químicas habituales en los hogares europeos puede afectar al desarrollo del cerebro infantil. 

A diario, niños y niñas se exponen a través de muebles, envases y ropa a un cóctel de sustancias químicas sintéticas sobre las que existe evidencia científica de su capacidad para interrumpir su desarrollo neuronal, según recoge el informe «No brainer. El impacto de las sustancias químicas en el neurodesarrollo infantil: motivo de preocupación y necesidad de acción«, presentado hoy por la organización CHEM Trust.

En la actualidad, las exposiciones químicas son tan omnipresentes que las sociedades científicas de pediatría, ginecología y obstetricia han reconocido que los bebés nacen «pre-contaminados«. También advierten de las implicaciones para la salud de la exposición aguda y crónica a sustancias químicas presentes en productos cotidianos, como los contaminantes hormonales (o disruptores endocrinos).

¿Qué sustancias afectan al neurodesarrollo?

El informe revisa evidencias científicas sobre el efecto adverso de las siguientes sustancias sobre las hormonas tiroideas imprescindibles durante el desarrollo cerebral:

  1. Bisfenol A (BPA), un producto químico que se utiliza para fabricar policarbonato y resinas epoxi, cuya toxicidad ha hecho que haya sido prohibido en biberones para bebés y otros usos. Pero aún puede encontrarse en tickets térmicos de compra, revestimientos de latas de alimentos y en productos de policarbonato. El informe muestra preocupación por la toxicidad de sustitutos del BPA (y que no están restringidos) como el bisfenol S (BPS).
  2. Retardantes de llama bromados, un grupo de productos químicos que recubren muebles, productos electrónicos y materiales de construcción, entre los que destacan los PBDE o éteres difenílico polibromados, todavía presentes en el mobiliario de nuestros hogares y en el polvo (como los PBDE no están unidos químicamente a los materiales, se liberan pasando al aire y forman parte del polvo, dos de las mayores vías de exposición de estos tóxicos).
  3. Ftalatos, un grupo de productos químicos utilizados como plastificantes en PVC y otros productos. Algunas sustancias químicas de este grupo están prohibidos en la UE a día de hoy, pero otros muchos todavía se utilizan.
  4. Per- y poli-fluorocarbonos (PFCs), utilizados como revestimientos antiadherentes o revestimientos transpirables, son un gran grupo de productos químicos, algunos de los cuales están en proceso de ser restringidos por la UE. Los PFCs son muy persistentes en el medio ambiente, y muchos de ellos pueden acumularse en nuestro cuerpo.
  5. Perclorato, es un contaminante presente en los alimentos, relacionado con el uso de ciertos fertilizantes y de lejía (hipoclorito), del que se sabe que altera el sistema hormonal tiroideo.

¿Cómo afectan estas sustancias al desarrollo neuronal?

El cerebro humano es un órgano muy complejo cuyo desarrollo se inicia en la fecundación, continúa durante todo el tiempo que pasa el feto en el útero materno y no finaliza hasta los 20 años.

«Una variedad de agentes químicos pueden afectar el desarrollo temprano del cerebro, y generar efectos muy probablemente irreversibles», Philippe Grandjean

Los disruptores endocrinos pueden alterar el sistema de las hormonas tiroideas, íntimamente implicadas en el desarrollo del cerebro y de su funcionamiento. 

Esta interrupción durante el desarrollo puede generar daños irreversibles que pueden ir desde los más sutiles, como pequeñas reducciones en el coeficiente intelectual a discapacidades con un amplio espectro de gravedad, como el autismo.

Es imprescindible aprender de las lecciones del pasado

Han sido necesarios demasiados años de investigación científica para que se consiga prohibir tóxicos como el plomo, el mercurio o los PCBs que se sospechaba desde hace años que causaban graves daños neuronales.

Cuando se trata de algo tan importante como el desarrollo de niñas y niños, las administraciones deben actuar antes y aplicar el Principio de Precaución.

Hasta que se prohíban los anteriores contaminantes hormonales, que afectan al neurodesarrollo, la Profesora del Instituto Biosanitario de Granada Mariana Fernández aconseja:

«Hasta que se aplique una regulación más estricta a estas sustancias químicas, los médicos y profesionales de la salud pública deben ser conscientes del problema, reconocer la exposición y advertir a la población en general sobre los riesgos para la salud».

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