¿Qué pasará tras el reconocimiento del Bisfenol-A como disruptor endocrino?

Bisfenol A disruptor endocrino

Se llama Bisfenol-A o BPA y fue inventado el siglo pasado como hormona femenina sintética, aunque finalmente se utilizó masivamente para fabricar plásticos, tintas y resinas que han puesto en peligro la salud de la población.

Por fin, tras años de lucha conjunta de sociedades científicas y organizaciones sociales, la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) ha reconocido unánimemente que Bisfenol-A es un disruptor endocrino.

Bisfenol A disruptor endocrino

Un triunfo tras años de lucha

El reconocimiento por parte de Europa de que el Bisfenol-A es un disruptor endocrino es agridulce. Por un lado, es el reconocimiento a muchos años de lucha conjunta de organizaciones civiles y científicas, entre las que se encuentra Ecologistas en Acción.

Pero por otro lado, la clasificación como contaminante hormonal llega tras demasiados años en los que toda la población se ha visto expuesta a este peligroso tóxico en productos tan habituales como las latas de conserva o bebidas, los recibos de supermercado o cualquier objeto fabricado con plástico policarbonato, como los biberones infantiles hasta que en 2011 (en que se prohibió para este uso).

La ECHA ya había considerado con anterioridad al Bisfenol-A como sustancia de elevada preocupación por sus efectos negativos para la reproducción humana (reprotóxico), además de tener efectos nocivos para el sistema nervioso y el sistema inmune.

Ahora, el Comité de Estados Miembros de la ECHA acepta, de forma unánime, que es un disruptor endocrino con graves efectos para la salud humana, como el cáncer de mama (el cáncer de mayor incidencia en España en 2016) o la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y daños al neurodesarrollo.

¿Dónde se encuentra el Bisfenol-A?

En materiales en contacto con alimentos

El Bisfenol-A es el ingrediente básico del plástico policarbonato, un termoplástico muy utilizado por la industria moderna con el que se fabrican objetos como los bidones de agua para oficinas y otros envases alimentarios.

También se encuentra en las resinas que recubren las latas de conserva y las latas de bebidas. Es esa fina capa blanca que recubre el material metálico.

El BPA puede migrar del envase y contaminar el alimento, sobre todo si el material se somete a radiación solar, de microondas o calor. Por esta razón, a finales del año pasado el Parlamento Europeo pidió la prohibición de este tóxico se eliminara de los envases de alimentos.

Latas de refresco con Bisfenol-A

Muchas personas desconocen que los bidones de los dispensadores de agua en su puesto de trabajo son de policarbonato, hecho con Bisfenol-A. Con cada vaso de agua beben una pequeña dosis de hormonas femeninas. Son preferibles los envases de otro material, como el cristal.

También las latas de refrescos, como la de CocaCola, tienen Bisfenol-A y otros bisfenoles, como el BADGE.

En papeles térmicos

Ticket de vitamina C, una alternativa a los tickets de Bisfenol-A

El BPA puede entrar en el cuerpo a través de la piel, por absorción dérmica. Esto ocurre en contacto con los tickets de venta de supermercados o tickets térmicos, que contienen Bisfenol-A.

La exposición es muy elevada en el caso de las personas que trabajan a diario en contacto con papel térmico, como el personal de caja de los supermercados. La Agencia Europea de Sustancias Químicas ha estimado en cientos que cientos de hijos e hijas de las 700.000 mujeres en edad fértil que trabajan hoy como cajeras de supermercado en Europa desarrollarán enfermedades relacionadas con la exposición al BPA (cáncer, diabetes, etc).

En juguetes

Muchos juguetes infantiles de plástico duro están hechos de policarbonato. Se trata de otro caso en el que es importante la sustitución porque los niños pequeños, más vulnerables a los efectos de los contaminantes hormonales, pueden introducir estos juguetes en la boca.

Juguetes con bisfenol A

Material médico

El ámbito sanitario tiene usos del Bisfenol-A especialmente preocupantes porque afectan directamente a la salud de niñas y niños: las incubadoras para neonatos, hechas de policarbonato, exponen a bebés con sistemas corporales aún en desarrollo a una atmósfera que puede perjudicarles. Igualmente, muchos de los empastes dentales están fabricados con resina de Bisfenol-A, a pesar de existir alternativas en el mercado (sólo deben pedirse al dentista).

Otros objetos habituales

También otros objetos, como los productos electrónicos (partes del ordenador, consolas, móviles), bolígrafos, CDs o las tintas de impresora o el papel reciclado pueden exponernos dérmicamente a BPA.

¿Y ahora qué ocurrirá con el Bisfenol-A?

Nuevos materiales libres de BPA

 

Con la decisión de la ECHA, el Bisfenol-A entra en la lista de sustancias de elevado nivel de preocupación del Reglamento REACH («Lista de Candidatos«) por ser un disruptor endocrino (ya figuraba por ser tóxico para la reproducción).

Las empresas reconocen que la Lista de Candidatos es una referencia a nivel internacional de qué sustancias se van a eliminar y por tanto, se considera la mejor herramienta para promover la sustitución de tóxicos.

En unos años, las empresas que quieran seguir utilizando BPA tendrán que solicitar autorización y demostrar que no hay alternativas a esos usos. Además, las empresas que comercialicen artículos de consumo que contengan BPA en una concentración superior al 0,1% tendrán la obligación de informar a los consumidores, siempre que estos les pregunten.

Por tanto, el mayor valor a efectos prácticos de la clasificación del BPA, es el reconocimiento político de que el Bisfenol-A es un disruptor endocrino relacionado con graves enfermedades como cáncer, diabetes o daños al desarrollo del cerebro, pero la eliminación de su uso en artículos de consumo aún tardará varios años en llegar.

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