Firma por el fin del clorpirifós: el neurotóxico que contamina tu fruta

El clorpirifós, un insecticida que puede dañar el desarrollo cerebral infantil, está presente en el 40 % de las naranjas y el 35 % de las mandarinas. Te invitamos a firmar una petición para que se prohíba. 

¿Qué es el clorpirifós y cómo afecta a la salud?

El clorpirifós es un insecticida organo fosforado, tóxico para el desarrollo cerebral.

Los organo fosforados se desarrollaron por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial como agentes de gas nervioso. Después, se adaptaron a las plagas objetivo, ya que también eran eficaces para exterminar insectos, sólo que a una concentración de exposición mucho más baja.

El clorpirifós mata a los insectos bloqueando una enzima de su sistema nervioso. Pero esta enzima también está presente en las células nerviosas de los seres humanos y otros animales. Esto implica que la neurotoxicidad del clorpirifós no se limita a los insectos.

Numerosa evidencia científica demuestra que el clorpirifós daña el desarrollo cerebral infantil. La exposición al clorpirifós, incluso en pequeñas dosis, se relaciona con la disminución del coeficiente intelectual, la pérdida de memoria en el trabajo, la alteración hormonal, el autismo y la enfermedad de Parkinson.

Los agricultores y sus familias son el primer grupo que experimenta los impactos negativos en la salud por el uso del clorpirifós. La mayor parte de la población también está indirectamente expuesta: las personas que viven cerca o en zonas agrícolas y las consumidoras que comen productos con residuos de clorpirifós.

El clorpirifós es el plaguicida cuyos residuos se detectan en un mayor número de alimentos en España. Sobre todo en los cítricos: sus residuos están en más de 1 de cada 3 pomelos (39%), en el 36% de los limones analizados y en una 1 de cada 4 naranjas (29%) y mandarinas (25%).

Recogida de firmas para el fin del clorpirifós

La autorización del clorpirifós en la Unión Europea expira el 31 de enero de 2020. Queremos reunir firmas para forzar a Europa a que no renueve la licencia a este tóxico y fomente las alternativas.

El clorpirifós es un insecticida de amplio espectro, es decir, con múltiples usos diferentes. Por esta razón, su alternativa requiere un cambio general en la forma en que manejamos las plagas. De entrada, los principios generales de la agroecología son el mejor comienzo.

Más de 200.000 personas ya han firmado la petición conjunta en la que colabora Ecologistas en Acción, la Alianza para la Salud y el Medio Ambiente (HEAL), Générations Futures, SumOfUs y las ramas europea y alemana de la Red de Acción contra los Plaguicidas (PAN Europe).

Si también quieres pedir el final de este tóxico, puedes firmar aquí:

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