#YoMeQuedoEnCasa. Ocho consejos para tener una casa sana.

03 Abr 2020

Yo me quedo en casa. Nos quedamos en casa. Pero en una casa saludable. Te proponemos ocho medidas inmediatas, sencillas y urgentes para minimizar los factores de riesgo ambiental que día tras día a día afectan negativamente a nuestro estado de bienestar físico dentro de nuestros hogares, sin que seamos conscientes de ello.

 

 

La pandemia provocada por el coronavirus nos han puesto en una situación completamente nueva e inimaginable en todas las facetas de nuestras vidas. Por encima de factores económicos, sociales o emocionales, ahora el reto consiste en preservar nuestra salud del contagio de COVID-19 sin olvidar aquella maravillosa definición de la OMS: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de enfermedad”. En este artículo te damos ocho sencillos consejo para hacer de su casa un entorno saludable.

1. Ventila la casa varias veces al día, especialmente después de actividades que generan humedad (ducha, fregado…). Además, la concentración de personas es sinónimo de emisión de CO₂, un gas nocivo que reduce el bienestar. La ventilación cruzada (abrir ventanas en fachadas opuestas simultáneamente) durante unos 10 minutos asegura una renovación del aire suficiente para poder respirar aire sano. Recuerda que el aire exterior siempre es más puro que el interior, especialmente estos días de reducción de tráfico y emisiones industriales. Además, con las ventanas abiertas aprovechas la radiación solar ultravioleta (filtrada por los vidrios), necesaria para sintetizar la vitamina D, tan importante para el equilibrio del calcio y del fósforo.

La ventilación es especialmente importante en algunos supuestos. Por ejemplo, si vives en una casa nueva, que todavía no ha secado la humedad de obra, o que ha sido pintada recientemente con pinturas o barnices convencionales. O si has aprovechado estos días para realizar actividades de bricolaje utilizando siliconas, colas, masillas… La humedad de obra y la carga tóxica de todos esos productos es una seria amenaza para tu salud, por lo que es conveniente ventilar la casa incluso más veces al día, combinándolo con la calefacción para ayudar a secar y limitar el período de emisión de disolventes tóxicos.

2. Sustituye los productos de limpieza convencionales y olorosos por otros naturales, como vinagre de limpieza, bicarbonato o jabón natural. El alcohol al 70 %, sustitutivo de la lejía, permite desinfectar manillas, griferías, teclados, móviles… sin contaminar el aire interior. Te hacemos esta recomendación porque la carga de sustancias químicas de productos de limpieza convencionales es alta, y ahora limpiamos más y con más gente en casa, aumentando la inhalación de estos tóxicos, algo que debemos evitar.

3. Fuera enchufes. Elimina el radiodespertador de tu mesilla de noche o aléjalo al menos 1,5 metros de la cama, al igual que cualquier otro aparato eléctrico o electrónico. El campo magnético alterno producido, reconocido por la OMS como posiblemente carcinógeno, y la corta distancia a nuestra cabeza es una amenaza que afecta a millones de personas.

Asimismo, desenchufa los aparatos que tengas cerca del lugar de descanso. Esta medida hace referencia a la lámpara de mesilla de noche o el cargador de móvil, por ejemplo,  ya que el campo eléctrico alterno producido podría ser excesivo. Si utilizas una cama o sillón reclinable eléctrico, su desenchufado es especialmente importante durante la fase de sueño o descanso debido al largo tiempo de exposición y la escasa distancia a nuestro cuerpo.

4. Separa el cabecero de tu cama si está apoyada sobre una pared con un cableado a la altura de la cabeza. También si se apoya sobre una pared medianera con otra vivienda que cuente con otra instalación eléctrica o quizás con aparatos electrodomésticos al otro lado de la pared. Los campos eléctrico y magnético producidos podrían ser muy elevados. Separarla, al menos unos centímetros, de la distancia a la fuente emisora reduce bastante la radiación.

5. Desconecta el wifi y el resto de sistemas transmisión de datos inalámbricos (smart tv, portátil con conexión, estación meteorológica, nuevos electrodomésticos con wifi incorporado), al menos cuando no estén en uso o durante la noche. Todas las tecnologías sin cable de transmisión funcionan mediante ondas electromagnéticas que son dañinas para el organismo. El siguiente paso consiste en sustituir de manera permanente la conexión inalámbrica por conexión por cable y capar definitivamente la emisión de nuestros router y aparatos electrónicos, lo cual requiere un poco más de habilidad o un apoyo profesional. Esta conexión por cable es necesaria en casos de teletrabajo o clases on line, sobre todo para menores, debido a la elevada intensidad de emisión, corta distancia al router, tiempo prolongado de exposición y efectos biológicos especialmente perjudiciales de la radiación pulsada del wifi.

6. Olvídate del teléfono fijo inalámbrico y vuelve al teléfono tradicional por cable. Este es un buen momento para hacer el cambio, ahora que estamos en casa y podemos hacer uso de un cómodo sofá junto al teléfono. Si necesitas un poco más de movilidad mientras hablas, existen inalámbricos con función ‘full eco’ o ‘eco DECT plus’ que limitan la emisión de ondas electromagnéticas al menos mientras no están en uso. Los teléfonos inalámbricos son los aparatos que más contaminación electromagnética han introducido en nuestros hogares desde hace años.

7. Haz un uso responsable de la telefonía móvil, porque aumentará tu calidad de vida, actual y futura. Hábitos como activar el modo avión durante la noche o desactivar el modo wifi, datos o bluetooth mientras no se usan, utilizar el manos libres cuando se habla o dejar el móvil alejado del cuerpo son medidas que permitirán librarnos de una importante dosis de contaminación electromagnética producida por nuestros teléfonos móviles.

8. Toma medidas urgentes si tienes humedades habituales de más del 70 % en el interior de casa. Esta última recomendación es quizás la más crítica en cuanto a sus efectos en el sistema respiratorio y, por lo tanto, a la respuesta frente al coronavirus. Muchas viviendas están afectadas por proliferación de humedades y mohos, visibles o invisibles. Si tu higrómetro te indica humedades habituales de más del 70 % en el interior o si observas manchas negras en las paredes, debes tomar medidas urgentes.

Desinfecta aquellas paredes o techos infestados de mohos con alcohol al 70 % en spray (importantísimo: ¡no remover!) e intensifica la ventilación a primera hora de la mañana y última de la tarde, dejando entrar aire más frío al interior para favorecer el secado de las superficies. Los mohos contaminan el aire interior con peligrosos tóxicos que afectan al sistema respiratorio (asma, alergias…); para eliminarlos deberás incidir en su causa una vez acabado el confinamiento, contando con profesionales y tomando las medidas oportunas.

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Todas estas medidas te permitirán reducir algunos de los factores de riesgo que alteran tu salud y la de las personas con las que compartes tu vida y tu casa. No obstante, no dejan de ser medidas inmediatas y provisionales que en gran parte de las viviendas, especialmente en los lugares de descanso y permanencia, no serán suficientes. En efecto, en este sencillo decálogo no hemos considerado otros factores menos habituales, menos urgentes o sobre los que no se puede incidir de manera individual, pero que a medio y largo plazo pueden resultar determinantes de nuestro estado de salud.

Este artículo ha sido extraído del blog Bihho, Mediciones y Proyectos de Biohabitabilidad, quienes nos han cedido su contenido para poder adaptarlo. ¡Gracias!

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