El plástico y sus contaminantes químicos no desaparecen, vuelven

plástico océanos

El plástico no desaparece por arte da magia. No desaparece ni un sólo gramo de las 8 millones de toneladas de plástico que tiramos anualmente a los océanos. Al contrario, el plástico se divide en pequeños trozos que tienen mayor capacidad de penetración en los ecosistemas y que se convierten en diminutos caballos de Troya para los contaminantes hormonales.

El plástico no es un material inerte

Desde el punto de vista de la contaminación química, el plástico no es un material inerte porque libera moléculas tóxicas al agua.

Un ejemplo de las moléculas que se liberan del plástico son los contaminantes hormonales o disruptores endocrinos, moléculas sintéticas que «confunden» al sistema hormonal y que se utilizan en la fabricación de todos los tipos de plástico, al que dan diferentes características de suavidad, rigidez etc.

Como los contaminantes hormonales se desprenden del plástico y pasan al agua, los mares cada vez están más contaminados con hormonas sintéticas. Una de las más conocidas es el BPA, creada en el siglo XX como hormona femenina sintética y que finalmente se utilizó para fabricar policarbonato. Otros de los plastificantes más habituales son los ftalatos, componentes del PVC y otros plásticos, que actúan como antiandrógenos, alterando la función de las hormonas masculinas.

Los microplásticos ayudan a la ingesta de tóxicos

Desde un punto de vista físico, los plásticos se degradan a trozos cada vez más pequeños, los llamados microplásticos.

Un estudio de la Universidad de Melbourne demuestra cómo estas pequeñas partículas de plástico facilitan la entrada de contaminantes hormonales: los microplásticos atraen a los contaminantes hormonales, que se adsorben a su superficie y de esta forma, son ingeridos por la fauna marina.

Imagen del estudio. Las moléculas de PBDE (un tipo de disruptor endocrino) se adhieren a la superficie de los microplásticos, en este caso procedentes de cosméticos. La fauna marina come estos pequeños microplásticos aumentando la cantidad de contaminantes hormonales en su cuerpo en mayor proporción que si no hubiera microplásticos.

A lo largo de la cadena alimentaria, la contaminación se magnifica, hasta llegar al último eslabón de la cadena, los seres humanos. De forma que el pescado, en particular el de mayor tamaño y mayor contenido graso, nos devuelve la contaminación que un día arrojamos al mar.

Dejar de consumir plástico

Cada vez más medios de comunicación se unen a la que ha sido durante años una demanda de los grupos ecologistas: reducir el consumo de plástico.

El pasado sábado, La Noche Temática daba su visión, que no deja de tener datos interesantes.

A pesar del título del documental «Océanos: el misterio del plástico desaparecido», que compartimos a continuación, no hay ningún misterio que desentrañar.

plástico océanos

También, hace dos semanas, el documental «La era del plástico» hacía hincapié en la contaminación química de estos vertidos.

Ni el plástico ni sus tóxicos desaparecen. La solución es dejar de utilizarlo.

¿Tú qué has hecho hoy para reducir tu consumo? 

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